Con un apunte biográfico de Ehrenfried Pfeiffer por Herbert H. Koepf
¿Qué es la agricultura biodinámica? Para responder a esa pregunta hace falta hacerse otra antes: ¿De dónde viene la vida? Hoy en día eso es algo que, tanto desde el paradigma materialista como desde el espiritual, se suscita una respuesta común (aunque haya naturalmente otras alternativas): la vida viene del cosmos.
El paradigma materialista lo concibe como que, en algún pasado remoto, algún tipo de materiales biológicos flotantes en el espacio se cruzaron por azar con nuestro planeta. Para las experiencias de la ciencia espiritual la vida también viene del cosmos, pero no en el sentido físico-material, sino en el sentido de la vida misma como el dinamismo de fuerzas formativas, que atraviesa el cosmos.
En todo organismo hay una imagen general ordenadora que dispone los diversos órganos de dicho organismo y los mantiene en colaboración y mutuo equilibrio dinámico. En cualquier ser vivo, supongamos un ser humano, cada célula es un organismo en sí, pero está subordinada a un sistema orgánico superior, por ejemplo, el hígado del que forma parte la célula (hepática). Éste a su vez, es un organismo por sí mismo, pero actúa en función del organismo global de esa persona a la que pertenece, y le está subordinado. La naturaleza del hígado es totalmente distinta a la del pulmón, por ejemplo, pero los diversos órganos, aunque tengan naturalezas incluso opuestas, colaboran supeditados a la imagen global superior que constituye ese ser humano..
La nueva conciencia ecológica permite que cada vez se pueda hablar más de que la Tierra, la naturaleza, es un organismo, y de que nosotros somos parte de su estructura, somos órganos dentro de ella. Pero la Tierra misma, que también es un organismo, es a su vez un órgano que está inserto en el cosmos, en nuestro sistema solar, por ejemplo.
Y el cosmos es también un organismo dentro del cual está inserto el “órgano” Tierra. Y, como sucede con los órganos insertos en cualquier organismo, todos ellos mantienen una relación mutua dentro de ese organismo: diversas zonas de éste alimentan ciertas funciones y órganos, contribuyen a su crecimiento y maduración, acuden en su ayuda cuando hay algún proceso patológico para restaurar el equilibrio, etc., y todo ello en un proceso de percepción y respuesta mutua, en un estado de conciencia subliminal, como la que rige dentro de cualquier organismo. Pues los organismos (que no son mecanismos, sino organismos) “perciben” lo que sucede dentro de ellos y reaccionan en consecuencia, provocando, frenando o acelerando ciertos procesos, para reequilibrarse o sanarse.
La Tierra, en sus procesos de crecimiento vegetal, animal y humano, está igualmente inserta en ese organismo cosmos del cual recibe dinamismos concretos situados en zonas específicas del espacio. La vida del mundo vegetal, por ejemplo, recibe flujos dinámicos de fuerzas formativas de diversas zonas, directamente o mediados por el Sol, la Luna y los planetas, flujos que varían, se incrementan, se diversifican en el curso de ritmos estacionales, anuales, etc. Y no nos referimos en este caso a flujos eléctricos y magnéticos, sino a fuerzas vitales formativas.
Desde el punto de vista material vemos un espacio relativamente “vacío” tachonado de ciertos cuerpos celestes. Pero la ciencia espiritual descubre por experiencia suprasensible que ese espacio está todo menos vacío. Tiene una compleja estructura de fuerzas dinámicas bien diferenciadas, repartidas en sectores bien específicos, y lo que viene de ahí afluye sobre los procesos vitales de los reinos vivos de la Tierra. El conocimiento de esos efectos permite obrar en la Tierra de una manera que se puedan acelerar, equilibrar o sanar ciertos procesos biológicos.
Ese era un conocimiento que ciertos pueblos antiguos, los constructores de grandes monolitos (que hoy ya se intuye que servían como de calendario), conocían muy bien, y que, a través de las sombras proyectadas, averiguaban en qué momento ciertos flujos formativos estaban más activos. Y ello les permitía obrar en consecuencia en la agricultura y en la ganadería, para estimular e intervenir ciertos procesos. Pues captaban lo que el organismo del cosmos les podía suministrar en esos momentos específicos.
Tengan esta imagen presente cuando lean el presente libro, y podrán entender qué es lo que pretendía hacer Rudolf Steiner al inaugurar la agricultura biodinámica.
Estando la Tierra en un creciente estado de decadencia desde que comenzó la industrialización hace pocos siglos, en la agricultura ya no basta con dejar de envenenar la tierra con ciertos pesticidas y otros productos, y con monocultivos de gran extensión que la agotan. No basta con dejar de envenenarla (lo que ya intenta hacer la agricultura biológica o ecológica), sino que hay que recurrir al cosmos nuevamente, haciendo uso de ciertos procedimientos que atraen determinadas fuerzas formativas cósmicas, volver a traer fuerzas de vida, revitalizar la Tierra. DESDE EL COSMOS y en colaboración con él. Eso tal vez nos permita aproximarnos a intuir el porqué del calendario utilizado en la agricultura biodinámica, así como los “misteriosos” procedimientos usados en los “Preparados biodinámicos”.
En realidad la agricultura biodinámica no está aquí sólo para que podamos conseguir alimentos más sanos, sino para la Tierra misma, para contribuir en una especie de recuperación de sus fuerzas vitales. Es un gesto de redención. (mlm)
Título original: Pfeiffer’s Introduction to biodynamics. Publicado por Floris Books, Stuttgart 2011
Traducción: Miguel López-Manresa
Autor: Ehrenfried Pfeiffer
Contenido:
Prólogo
La contribución de Rudolf Steiner a la Agricultura
Los primeros Preparados biodinámicos
Justus von Liebig y más allá
Métodos de investigación
Regenerando las semillas
Los Preparados biodinámicos y sus efectos biológicos
I .-¿Qué son los Preparados biodinámicos?
II.-Los nueve Preparados
1. El Preparado 500 o de boñiga (en cuerno)
2. El Preparado 501 o de sílice (en cuerno)
3. El Preparado 502 o de milenrama (en vejiga de ciervo)
4. El Preparado 503 o de manzanilla (en intestino de vaca)
5. El Preparado 504 o de ortiga
6. El Preparado 505 o de corteza de roble (en cráneo de rumiante)
7. El Preparado 506 o de diente de león (en mesenterio de rumiante)
8. El Preparado 507 o de valeriana
9. El Preparado 508 o de cola de caballo
IV.- Estudios de fermentación
Conclusiones
La mezcla de boñiga
Recomendaciones
Preguntas y respuestas en torno a la biodinámica
¿Cuáles son los principios biodinámicos?
¿Está reservado el método biodinámico a unos pocos privilegiados?
¿Es muy cara la introducción al método biodinámico?
¿Puede una hacienda ser del todo autosuficiente en cuanto a los elementos fertilizantes
o hará siempre falta adquirir suplementos exteriores?
¿Aplicar el método biodinámico requiere de estudios o capacidades especiales?
¿Por qué se conoce y se practica tan poco la biodinámica?
¿La agricultura biodinámica logra hacer innecesario el uso de pulverizaciones tóxicas
contra los insectos?
Ehrenfried Pfeiffer. Por Herbert H. Koepf
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Introduccion a la Agricultura Biodinamica
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Ehrenfried Pfeiffer
Bajo Pedido
Descripción
Con un apunte biográfico de Ehrenfried Pfeiffer por Herbert H. Koepf
¿Qué es la agricultura biodinámica? Para responder a esa pregunta hace falta hacerse otra antes: ¿De dónde viene la vida? Hoy en día eso es algo que, tanto desde el paradigma materialista como desde el espiritual, se suscita una respuesta común (aunque haya naturalmente otras alternativas): la vida viene del cosmos.
El paradigma materialista lo concibe como que, en algún pasado remoto, algún tipo de materiales biológicos flotantes en el espacio se cruzaron por azar con nuestro planeta. Para las experiencias de la ciencia espiritual la vida también viene del cosmos, pero no en el sentido físico-material, sino en el sentido de la vida misma como el dinamismo de fuerzas formativas, que atraviesa el cosmos.
En todo organismo hay una imagen general ordenadora que dispone los diversos órganos de dicho organismo y los mantiene en colaboración y mutuo equilibrio dinámico. En cualquier ser vivo, supongamos un ser humano, cada célula es un organismo en sí, pero está subordinada a un sistema orgánico superior, por ejemplo, el hígado del que forma parte la célula (hepática). Éste a su vez, es un organismo por sí mismo, pero actúa en función del organismo global de esa persona a la que pertenece, y le está subordinado. La naturaleza del hígado es totalmente distinta a la del pulmón, por ejemplo, pero los diversos órganos, aunque tengan naturalezas incluso opuestas, colaboran supeditados a la imagen global superior que constituye ese ser humano..
La nueva conciencia ecológica permite que cada vez se pueda hablar más de que la Tierra, la naturaleza, es un organismo, y de que nosotros somos parte de su estructura, somos órganos dentro de ella. Pero la Tierra misma, que también es un organismo, es a su vez un órgano que está inserto en el cosmos, en nuestro sistema solar, por ejemplo.
Y el cosmos es también un organismo dentro del cual está inserto el “órgano” Tierra. Y, como sucede con los órganos insertos en cualquier organismo, todos ellos mantienen una relación mutua dentro de ese organismo: diversas zonas de éste alimentan ciertas funciones y órganos, contribuyen a su crecimiento y maduración, acuden en su ayuda cuando hay algún proceso patológico para restaurar el equilibrio, etc., y todo ello en un proceso de percepción y respuesta mutua, en un estado de conciencia subliminal, como la que rige dentro de cualquier organismo. Pues los organismos (que no son mecanismos, sino organismos) “perciben” lo que sucede dentro de ellos y reaccionan en consecuencia, provocando, frenando o acelerando ciertos procesos, para reequilibrarse o sanarse.
La Tierra, en sus procesos de crecimiento vegetal, animal y humano, está igualmente inserta en ese organismo cosmos del cual recibe dinamismos concretos situados en zonas específicas del espacio. La vida del mundo vegetal, por ejemplo, recibe flujos dinámicos de fuerzas formativas de diversas zonas, directamente o mediados por el Sol, la Luna y los planetas, flujos que varían, se incrementan, se diversifican en el curso de ritmos estacionales, anuales, etc. Y no nos referimos en este caso a flujos eléctricos y magnéticos, sino a fuerzas vitales formativas.
Desde el punto de vista material vemos un espacio relativamente “vacío” tachonado de ciertos cuerpos celestes. Pero la ciencia espiritual descubre por experiencia suprasensible que ese espacio está todo menos vacío. Tiene una compleja estructura de fuerzas dinámicas bien diferenciadas, repartidas en sectores bien específicos, y lo que viene de ahí afluye sobre los procesos vitales de los reinos vivos de la Tierra. El conocimiento de esos efectos permite obrar en la Tierra de una manera que se puedan acelerar, equilibrar o sanar ciertos procesos biológicos.
Ese era un conocimiento que ciertos pueblos antiguos, los constructores de grandes monolitos (que hoy ya se intuye que servían como de calendario), conocían muy bien, y que, a través de las sombras proyectadas, averiguaban en qué momento ciertos flujos formativos estaban más activos. Y ello les permitía obrar en consecuencia en la agricultura y en la ganadería, para estimular e intervenir ciertos procesos. Pues captaban lo que el organismo del cosmos les podía suministrar en esos momentos específicos.
Tengan esta imagen presente cuando lean el presente libro, y podrán entender qué es lo que pretendía hacer Rudolf Steiner al inaugurar la agricultura biodinámica.
Estando la Tierra en un creciente estado de decadencia desde que comenzó la industrialización hace pocos siglos, en la agricultura ya no basta con dejar de envenenar la tierra con ciertos pesticidas y otros productos, y con monocultivos de gran extensión que la agotan. No basta con dejar de envenenarla (lo que ya intenta hacer la agricultura biológica o ecológica), sino que hay que recurrir al cosmos nuevamente, haciendo uso de ciertos procedimientos que atraen determinadas fuerzas formativas cósmicas, volver a traer fuerzas de vida, revitalizar la Tierra. DESDE EL COSMOS y en colaboración con él. Eso tal vez nos permita aproximarnos a intuir el porqué del calendario utilizado en la agricultura biodinámica, así como los “misteriosos” procedimientos usados en los “Preparados biodinámicos”.
En realidad la agricultura biodinámica no está aquí sólo para que podamos conseguir alimentos más sanos, sino para la Tierra misma, para contribuir en una especie de recuperación de sus fuerzas vitales. Es un gesto de redención. (mlm)
Título original: Pfeiffer’s Introduction to biodynamics. Publicado por Floris Books, Stuttgart 2011
Traducción: Miguel López-Manresa
Autor: Ehrenfried Pfeiffer
Contenido:
Prólogo
La contribución de Rudolf Steiner a la Agricultura
Los primeros Preparados biodinámicos
Justus von Liebig y más allá
Métodos de investigación
Regenerando las semillas
Los Preparados biodinámicos y sus efectos biológicos
I .-¿Qué son los Preparados biodinámicos?
II.-Los nueve Preparados
1. El Preparado 500 o de boñiga (en cuerno)
2. El Preparado 501 o de sílice (en cuerno)
3. El Preparado 502 o de milenrama (en vejiga de ciervo)
4. El Preparado 503 o de manzanilla (en intestino de vaca)
5. El Preparado 504 o de ortiga
6. El Preparado 505 o de corteza de roble (en cráneo de rumiante)
7. El Preparado 506 o de diente de león (en mesenterio de rumiante)
8. El Preparado 507 o de valeriana
9. El Preparado 508 o de cola de caballo
IV.- Estudios de fermentación
Conclusiones
La mezcla de boñiga
Recomendaciones
Preguntas y respuestas en torno a la biodinámica
¿Cuáles son los principios biodinámicos?
¿Está reservado el método biodinámico a unos pocos privilegiados?
¿Es muy cara la introducción al método biodinámico?
¿Puede una hacienda ser del todo autosuficiente en cuanto a los elementos fertilizantes
o hará siempre falta adquirir suplementos exteriores?
¿Aplicar el método biodinámico requiere de estudios o capacidades especiales?
¿Por qué se conoce y se practica tan poco la biodinámica?
¿La agricultura biodinámica logra hacer innecesario el uso de pulverizaciones tóxicas
contra los insectos?
Ehrenfried Pfeiffer. Por Herbert H. Koepf